El egocéntrico: en los límites del narcisismo

[spacer height=»20px»]Muchos dicen que la ansiedad es la enfermedad del siglo xxi, mientras que, por otro lado, cada vez se encumbra, se expande y se contagia el egocentrismo como si de una pandemia se tratase. El egocentrismo, la antítesis del amor, de la empatía, y de la felicidad en términos finales.

Atentado a la felicidad personal porque debido al egocentrismo se va construyendo una personalidad victimista y reactiva a las críticas, el discurso siempre es la queja y el sentimiento de culpa siempre es hacia algo o alguien externo al egocéntrico cuando las cosas no salen como esperan.

El egocéntrico es un sordo psicológico a las necesidades de los demás. Capaz de infringir daño en ti con sus exigencias desproporcionadas de comprensión, ya que, paradójicamente, mientras más egocéntrico es alguien, más egoístas ve a los demás. Pero describámoslo un poco más…

Es el centro, lo más importante en su vida. En la actualidad decirle a alguien que él/ella mismo/a es lo más importante de su vida está muy bien aceptado socialmente, ya que parece que lo contrario sería “desempoderar” a la persona, devaluarla, hacerla percibirse como dependiente. Pero pretender ser el centro y lo más importante para si mismo el 100% del tiempo, solo degenera en absurda dependencia al control perceptivo del propio bienestar-malestar que se siente en cada momento ¿Conclusión y resultados? Lucha crónica por la búsqueda de bienestar ideal, baja tolerancia a la frustración y a la crítica. Le desagrada y le obsesiona el rechazo o que lo ignoren (imaginároslo intentando ligar por aplicaciones), es un atentado grave a su frágil autoestima que le confirma que no es tan relevante. Su presencia no dura mucho en las redes sociales, ya que pronto la cruda realidad le demuestra que sus selfies, viajes o experiencias de vida plasmadas en fotos pretenciosas solo le podrían interesar a su propia familia o amigos más íntimos, así que a por ellos…

Las necesidades de los demás son un atentado a su ego, a su YO, a su concepción del mundo (de su mundo). El egocéntrico está centrado en percibir y satisfacer sus propias necesidades y preferencias, por lo que las demás personas están al final de su horizonte mental. No es perversidad lo suyo, ya que no intentan dominar a la persona que ¿goza? de su compañía, sino que simplemente no la tiene en cuenta. No tendrá en cuenta las necesidades de nadie ya que anda más ocupado en sí mismo y en satisfacer las suyas propias, y si parece que se preocupa por cubrir las tuyas es para no percibir su propia carencia, defectuosidad o no lastimar su ego. Quizás en un acto de empatía extrema, te preguntará por tus gustos y preferencias, pero ¡oh sorpresa! solo para realizarlas y atenderte cuando quiere estar bien consigo mismo por hacerte sentir bien, no vaya a ser que conecte con que es un ser egocéntrico, carente crónico incapaz de proporcionar. Es como darse un gustito bajo la justificación de la satisfacción del otro. No te atrevas a contarle algo doloroso tuyo respecto al egocéntrico, ya que lo primero de lo que te hablará inmediatamente es de su propio dolor producido por tu dolor. El egocéntrico siente que las personas le tienen que demostrar (…) todo el tiempo, porque lo merecen o bien porque lastimosamente ya han sufrido y sufren mucho.

No necesita a los demás, o al menos lo intenta (no se lo termina de creer). Busca la autosuficiencia disfrazada de amor propio recalcitrante, lo cual termina en actitudes insufribles. Ser dependiente a algo o a personas sin llegar a la enfermedad, es lo más sano y natural del mundo, pero el que busca intensamente su independencia a muchos niveles es el egocéntrico, y lo único que consigue es volverse un intento de autosuficiente, y no hay nadie más insufrible que alguien que cree o desea no depender de nada ni de nadie, cuando en realidad el egocéntrico necesita que hayan objetos y personas dando vueltas alrededor suyo para confirmar su propia existencia y estado vital. No depender en nada de nadie ni de nada es su meta número uno (aunque nunca lo consiga…); y he de ahí la sensación de frustración, carencia, de que algo le falta, de fracaso y de infelicidad, lo cual le lleva ¡oh sorpresa! al victimismo y a la infelicidad crónica. Obviamente su bienestar está por encima de cualquier compromiso, incluso consigo mismo, ya que primero tiene que hacer lo que le place y lo que le reporta bienestar. Todo lo que no sea bienestar le sirve poco o ni lo desea en su vida, ya que le rinde culto al hedonismo, y por eso sufre tanto…, por sufrir y tener tanta aversión a abrazar auténticamente el dolor, el displacer, el malestar… como situaciones naturales de la vida, y no quedarse en la mera queja, el cual es su combustible para sentirse más el centro de todo ¿Porqué me pasan estas cosas a mí?

Te oye pero no siempre te escucha. Durante las conversaciones, has de luchar para sentirte escuchado, ya que el egocéntrico no siente la necesidad de confirmar que ha escuchado lo que le dices, o que ha entendido lo que le estás pidiendo. En últimas palabras te dirá “no sé que decirte”, y esto es debido a que muchas veces no puede opinar o responder a peticiones personales, íntimas o que forman parte de la esencia de otra persona, ya que le es difícil pasarlo por su filtro y opinar algo que no tenga nada que ver con él mismo. Si, normalmente saben que son egocéntricos y no les agrada recordarlo o que se note.

Exigen mucho y no dan lo que ellos mismos exigen muchas veces, ni se les puede pedir nada. Sienten que se les debe considerar todo, su tiempo, su humor, sus problemas (los cuales ¡oh sorpresa! Son más difíciles o importantes que los tuyos), sus pensamientos, sus sentimientos, las cosas que les genera malestar (para que se los evites a toda costa, no vaya a ser que se los recuerdes y se enfaden contigo por ser otra persona humana con sentimientos), su modo de vida (el cual te impondrá no a la fuerza, sino de modo victimista y agresivo, ejemplo: si no te gusta como soy o lo que hago será que no me quieres y no somos compatibles). Todo lo que te exija lo justificará en que así le reportará bienestar a sí mismo, y que, gracias a ese bienestar, podrá estar mejor contigo y tenerte más en cuenta (¿puede existir algo más manipulador y amenazante?). Te echara la culpa de manera indirecta si algo no sale bien, te echara la culpa de que sus decisiones efectivamente son propias pero que las toma pensando en ti (y ¡oh sorpresa! Sus decisiones no le están reportando el bienestar que tanto anhela).

Es hedonista. Busca su bienestar, y el tuyo para sentirse bien consigo mismo. Se rige por el principio del deseo, es decir, “lo que yo deseo es lo que está bien” ¿Cómo no desear mi bienestar va a estar bien? Y es así como echa por tierra y desatiende el pacto interpersonal que está implícito en toda relación. Ya puedes gritar, tirarte de los pelos, romper todos los cristales que quieras, si te metes con lo que considera su bienestar (aquello que pocas veces consigue mantener…) te atacará y se cebará con tus propios defectos, o te resaltará lo que no haces bien, y cuidado, siempre recalcando que todo eso es según su óptica, no vaya a ser que se note que es egocéntrico…

 

egocentrismo

Abraza la muerte, el dolor, el malestar, la enfermedad, la carencia, la frustración,… son situaciones naturales de la vida con la que lidiamos todos por igual…, no es algo que solo te pase exclusivamente a ti!

 

Y os preguntaréis ¿Cómo alguien pudo convertirse en esto? Pues muy sencillo.

  • La sociedad y su tendencia al individualismo.
  • La familia y su sobreprotección, o incluso su ausencia, ya que el niño presiente que algo sucede con él mismo para que no le quieran (la génesis de todo…)
  • Otros egocéntricos o narcisistas de serie que se cebaron con el ahora nuevo egocéntrico. En su intento de continuar con su vida de manera “más amorosa” y protegiéndose y cuidándose, terminan convirtiéndose en lo que los daño.
  • Una terapia o proceso de crecimiento personal que exalte el poder y la indolencia. (Algo de lo que yo mismo puedo arrepentirme en el pasado).

Personalmente sueño con el día en que las personas puedan llegar a un grado alto de empatía con el sufrimiento o las necesidades ajenas, tanto que no haga falta ser madre ni pareja de nadie para simplemente ver a alguien y saber darle lo que necesita si lo tengo, o consolarlo si no lo tengo, y simplemente gozar de la interdependencia.

Si tan solo las personas egocéntricas comprendieran que los demás quieren y pueden comprenderles sin necesidad de considerar más o menos relevante su sufrimiento o el de los demás, podrían relajarse un poco más y no sentirse tan criticados.

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